Preparándome para el viernes…

Mañana viernes 1 de octubre, a las 11 de la mañana tengo la audiencia del juicio a los que entraron a robar el 8 de Diciembre del año pasado a mi casa.

Voy sola, porque el autor de mis días tiene que trabajar, Little Sister tiene que quedarse para atender a mi Retoñor y a mi sobri-retoñito, ¿y la verdad?, prefiero ir sola (ok, me acompaña un matrimonio amigo, así que sola sola no voy a ir, tranquilos…), total soy la víctima. Que de “víctima” solo la “etiqueta”, porque bien que recibió unos buenos palazos el que entró, me amenazó de muerte, me tiró la bicicleta de mi hijo encima, le hice frente con Felipe (nuestro pastor alemán), el que salió de casa cuando me puse en el medio del pasillo, pero después quiso entrar por la ventana de mi habitación, que es ahí donde, con mi palito (un mango de plumero, para los que viven en Argentina, que utilizo para levantar cosas o alcanzar aquellas que están lejos de mi alcance por estar sentada) le di de palazos en las manos y en la cabeza cuando intentaba entrar por la ventana. No, si estaré en silla de ruedas pero no saben como me pongo cuando quieren hacerle daño a mi familia.

Eran tres, una de 18 años que ahora está embarazada de 8 meses, el Amigorena que cumplió los 18 el 14/09/2010, y falta uno que se escapó con la campera de mi papá; entre los tres, hasta que llegó la policía, destrozaron puertas, ventanas, postigos de madera (de cedro, durísima madera, para que se imaginen la furia de los mal nacidos para destrozarlos a patadas y pedradas) y una mesa de vidrio templado y otras cosas que teníamos en el patio.

Una pequeña muestra de los desastres que hicieron. Si hacen click en las imágenes se ven más grandes. 

Ah, y viven en la esquina de mi casa. Los conozco, a los dos energúmenos, los “menores delincuentes”, desde el año 2000, cuando nos mudamos al barrio en que vivimos ahora.

Confieso que estoy bastante alterada, pero de la RABIA, de la impotencia de saber que se van a salir con la suya y caminando por la otra puerta.

Y si, así son las leyes en este país, una vergüenza. Los “derechos de los menores” que cometen delitos como adultos los “protegen”.

Y yo me pregunto:

¿Y MIS DERECHOS?

¿Y el derecho a que pueda vivir tranquila y que NADIE venga una noche a las 3:50 de la madrugada a destrozar con piedras y patadas mi casa, meterse y robarme no solo cosas materiales sino LA TRANQUILIDAD?

¿Quién se preocupa por MIS DERECHOS?

Obvio que voy a decir unas cuantas cositas en la audiencia, entre ellas que es hora de que los “menores delincuentes” sepan que si cometen un delito, hay CONSECUENCIAS, que no es posible que reincidan una y otra vez, que que las leyes no se cumplan, que el sistema no funcione y que nadie se haga responsable para que las cumplan.

¿Y entre nosotros? Estoy muy enojada, muy “caliente” como decimos acá, y tengo ganas de pasarles con la silla de ruedas por encima e ir a las 4 de la madrugada a la casa de estos imbéciles, descerebrados y mal nacidos, y romperles las puertas y ventanas de la casa a patadas y golpes, y hacerles pasar la peor noche de su vida.

Si, no soy yo cuando me enojo. La rabia hace salir el lado menos amable de mi personalidad, y hasta llegaría a confesar que tengo instintos asesinos con respecto a los hijos de p*** que se creen dueños de lo ajeno y que encima lo quieren tomar por la fuerza sin importarles nada. 

 

Perdón por esta entrada violenta y no muy Ivy zen, pero estoy muy enojada, pónganse en mi lugar, siéntense en mi wheelchair – silla de ruedas - y piensen que hubieran hecho ustedes - en este escenario: madrugada, robo, violencia, silla de ruedas -, si les pasaba lo mismo. Empatía que le dicen…

 

  Así está mi humor, tormentoso.