18 de noviembre de 2015

Hoy cumplo 1 año trabajando. #discapacidad #inclusión

no me discrimines

Un 18 de noviembre, pero de 2014, empezaba a trabajar como administrativa (cargo no docente) en la Secretaría de la Escuela Nº 151.

Hoy cumplo 1 año trabajando.

He aquí la historia…

Hace un año atrás se acababa la angustia de sentirme discriminada durante 16 años por estar en silla de ruedas. (Tuve un accidente automovilístico 31 de diciembre del ‘98.)

Hasta unos meses antes de tener el accidente trabajaba como docente en la Escuela Politécnica Nº 702 de Rawson. Si bien soy Técnica Electromecánica, mi título (título supletorio que le dicen) me habilitaba para dar clases. Era MEP (Maestra de Enseñanza Práctica) del Taller de Electricidad, daba clases de Matemática y Dibujo Técnico en el viejo Ciclo Básico Técnico, y hasta estuve como administrativa un tiempo.

En el momento de accidentarme no estaba trabajando, así que ahí empecé a sentir en carne propia una discriminación “encubierta”. Y si, porque si bien había sido docente, volver al campo laborar no era fácil, sobre todo por la inaccesibilidad de las escuelas debido a las barreras arquitectónicas que impiden la inclusión propiamente dicha.

A pesar de todo nunca bajé los brazos. Escribía notas y más notas, trataba por todos los medios de que me dieran un trabajo, en cualquier lado, pero no había caso, parecía que la silla de ruedas me definía: Discapacidad motriz = inútil.

Igual siempre trabajé en casa preparando alumnos y haciendo trabajos de edición de textos e impresión. No era mucho, pero algo ayudaba en la pobre economía doméstica que vivíamos (y vivimos, no es fácil…). Por suerte mi papá me ayudaba (y me sigue ayudando porque no me alcanza el sueldo, je, Burla) al igual que algunos de mis familiares y amigos. Nunca pasé hambre, a mi hijo nunca le faltó nada (mi Retoñor, como yo le digo, ahora tiene 19 años) y a mí tampoco.

Pero… ya saben que uno no puede vivir sin trabajar (bueh… es un decir Guiño ), y que si bien tenía ayuda económica, no era justo que no pudiera ganar mi propio sustento trabajando si lo único que no podía hacer era caminar. La cabeza y las manos me funcionaban – me funcionan Risa- a la perfección, así que la esperanza era lo último que perdía.

Mientras tanto, durante los años que mi hijo fue a la escuela primaria siempre participé en la comunidad educativa. La silla de ruedas NO me definía ni me detenía. Sonrisa Fui Presidenta de la Cooperadora cuando mi hijo iba a 6º grado (egresaba de la primaria ese año, en el 2008) y continué siéndolo a pesar de que mi hijo egresó, hasta mayo de este año. Si, hasta mayo del 2015. Risa

Creo…, no, sé que el ser Presidenta de la Cooperadora probaba que no era sólo una cara bonita (ajajaja! Burla), sino que aún estando en silla de ruedas podía ser casi como un ser humano normal, esos que caminan. Guiño

¿A qué viene que les cuente lo de mi paso por la Cooperadora de la escuela de mi hijo? Porque en un momento dado, hablando con la Directora de la escuela, le pedí que si ella me dejaba poner en una nota donde solicitaba trabajo (una de las miles que escribí), que como alternativa viable podían ubicarme en la Secretaría de la escuela en cualquiera de los turnos para realizar trabajos administrativos y de atención al público, cosa que también había hecho en mis tiempos de docente trabajando en la secretaría de la Escuela Politécnica 702 por un año casi. Ella dijo que sí, que no había ningún problema. Sonrisa 

La cuestión es que le escribí al gobernador de turno y al intendente también, porque yo sabía que hacían convenios entre el Ministerio de Educación y las Municipalidades.

Obvio que, como siempre, nunca me contestaron ni siquiera para decirme que no me iban a dar el trabajo. Y si, zonzos no eran, no iban a poner por escrito que rechazaban a una persona con discapacidad.

Pero…, una mañana mientras cocinaba suena el teléfono. Era la Directora de la Escuela diciéndome que me iban a llamar de la Secretaría de Gobierno. Yo quedé como… ok, no problem.

Cabe aclarar que justo en ese momento el gobierno de la Provincia del Chubut estaba realizando unos convenios con las Cooperadoras Escolares para destinar dinero para refaccionar algunas escuelas de la provincia. Justo la nuestra era una de ellas, así que Lis (Elisabet De Pedro, la Directora en ese momento, una genia total) recordando lo que yo le había pedido, mientras hablaba con Vanesa, de la secretaría de la Casa de Gobierno, le comentó mi caso, que yo estaba en silla de ruedas, que a pesar de eso era la Presidenta de la Cooperadora, que me vendría muy bien una silla de ruedas eléctrica para movilizarme mejor y que necesitaba trabajo. Así, de una. Risa

Lis corta con Vanesa, me llama a casa y me dice que quieren hablar conmigo, que ella les había dado mi teléfono y que me iban a llamar porque les había comentado mi situación.

Sinceramente después de TANTOS años de esperar que me llamen TODOS los que alguna vez recibieron mis notas, si bien tenía esperanzas, digamos que no eran muchas las esperanzas, eran hasta por ahí no mas… (Y bueno che, uno es casi un ser humano y a veces casi que pierde la Fe, ¡jaajajajaa! Burla)

Pero hete aquí que me llamó Vanesa. Sonrisa Me dijo que le contara TODA mi historia y se la conté mientras cocinaba, obvio. Y si, si en casa si no les hacía el almuerzo me tiraban de la silla de ruedas, jajaja. Risa

Haciéndola corta Guiño , después de esa llamada y de taaanto peregrinar, cuando el tiempo fue el indicado, estando en el lugar indicado, gracias a la buena voluntad de las personas que se me cruzaron en mi camino y que me dieron una mano, no sólo empecé a trabajar en la secretaría de la escuela, sino que hasta me donaron una silla de ruedas eléctrica. ¡Tomá mate! Risa

Y como escribí en el post donde conté que tenía trabajo, siempre sostuve que las personas que tenemos alguna discapacidad motriz causada por un accidente como en mi caso, no somos retrasados o inútiles, no andamos llorando por los rincones ni dando lástima.

Somos, soy capaz, de hacer muchas cosas excepto caminar, pero para eso tengo la silla de ruedas, ¿verdad? Risa

Basta de “encajonarnos”, de discriminarnos, de no darnos la oportunidad de demostrar que si queremos, podemos hacer muchas cosas, entre ellas trabajar.

Hay leyes que nos protegen. Leyes que muy pocos conocen o se hacen los que no las conocen. Leyes de inclusión (palabrita de moda pero que nadie aplica, sólo la mencionan) laboral que dice que, por ejemplo, en las dependencias del estado hay que cubrir un cupo del 4% de empleados con personas con discapacidad. Cuatro por ciento. No dice 50%, 80%, sólo hay que ocupar el 4% con personas con discapacidad que pueda desempeñar la tarea para la que se postula. Bueno, si el 4% les parece “demasiado”, ocupen el 1%, si, el uno por ciento, pero den trabajo.

Si quieren conocer las leyes que nos protegen hagan clic en Marco Normativo Referido a las Personas con Discapacidad y en la Ley 25.689 (Modificación de la Ley N° 22.431, en relación con el porcentaje de ocupación de personas con discapacidad por parte del Estado Nacional, sus organismos descentralizados o autárquicos, los entes públicos no estatales, las empresas del Estado y las empresas privadas concesionarias de servicios públicos.)

Lamentablemente no sé si es que nadie conoce estas leyes o si las ignoran como para no hacerse cargo de la parte que les corresponde.

Obviamente tengo que agradecer a la gestión del Gobernador Martín Buzzi que hizo posible que estuviera trabajando, que hizo posible que se cumpliera parte de la Constitución Nacional Argentina que dice:

“Art. 14.- Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio; a saber: de trabajar y ejercer toda industria lícita; de navegar y comerciar; de peticionar a las autoridades; de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio argentino; de publicar sus ideas por la prensa sin censura previa; de usar y disponer de su propiedad; de asociarse con fines útiles; de profesar libremente su culto; de enseñar y aprender.

Art. 14 bis.- El trabajo en sus diversas formas gozará de la protección de las leyes, las que asegurarán al trabajador: condiciones dignas y equitativas de labor; (….).

 (Seguir leyendo el resto en Constitución Nacional Argentina.)

Estoy en silla de ruedas y habito esta bendita Nación Argentina. Me asisten los mismos derechos que aquellos que no están en silla de ruedas.

Si bien estoy “condicionada”, por ponerlo de alguna manera, a no ser como el resto de los que habitan el suelo argentino solamente porque estoy en silla de ruedas, me considero capacitada mental y físicamente (aún en silla de ruedas) para ejercer esos derechos, sobre todo el derecho a trabajar, a ser capaz de ganar mi sustento diario yendo a cumplir una tarea que me hace sentir útil, que me hace ver que si quiero puedo, y sobre todo, que si me dan la oportunidad puedo hacer muchas cosas más aparte de trabajar.

recuerdenlo

 

 

¡¡¡Feliz aniversario de mi

1º año trabajando!!!

 

Aniversario

 

Pastel de cumpleaños

 

Las imágenes fueron sacadas de la Web, si alguna tiene Derecho de Autor me avisan y menciono la fuente/autor, o las remuevo. Gracias.

 Guiño

La Ivys on wheels!, Actualizado en: 17:02

12 de noviembre de 2015

Cuando la accesibilidad y la inclusión brillan por su ausencia.

11 chistecito

 

La imagen que ilustra el comienzo de este post resume como me sentí hoy cuando salí a hacer trámites.

 

Un poco de historia.

(Y si…., el público se renueva, ajajaja. Risa)

El 31 de diciembre del ‘98 tuve un accidente automovilístico.

Después de más de 20 cirugías reconstructivas y casi 3 años de ir y venir al Hospital Fernández (vivo en Trelew, Chubut, a 1.500 km de Capital Federal donde está ubicado el Hospital Fernández) quedé en silla de ruedas.

Todo bien, ¿eh? Sonrisa  Me adapté a mi nueva condición en poco tiempo, me costó, pero aprendí a vivir sentada en mi wheelchair/silla de ruedas. Puedo hacer muchas cosas, excepto las que involucre pararme y caminar Burla.

Los hechos.

Desde que empecé a salir de mi casa en mi silla de ruedas, NUNCA me sentí incluida y NUNCA encontré la accesibilidad que por Ley está estipulada para que las personas con discapacidad se sientan incluidas en la sociedad. NUNCA.

Cuando tuve el accidente no trabajaba, así que por muchos años recibí ayuda económica de mi familia y hasta el mes pasado cobraba una Pensión No Contributiva por Invalidez (le dieron la baja porque ahora trabajo). Nunca tuve el dinero suficiente para adaptar mi casa, sólo adapté el baño e hice una rampa exterior porque la entrada a casa tenía escalones. Aún sin tener una casa totalmente adaptada para mi silla de ruedas, pude, y puedo, vivir tranquilamente, adaptándome a la situación. Otra no me queda. Guiño

Ahora bien… Todo muy lindo si estoy DENTRO de mi casa. La cosa se pone ríspida cuando tengo que salir a hacer trámites, o al médico, e incluso para ir a trabajar.

Para ir a trabajar digamos que ya estoy acostumbrada al camino porque estoy como administrativa en la escuela primaria donde asistía mi Retoñor y donde por casi 8 años fui la Presidenta de la Cooperadora. Dejé la cooperadora este año por la incompatibilidad con mi cargo en la escuela. No digo que el camino sea TOTALMENTE accesible, tiene sus bemoles como veredas rotas y rampas destruidas e inaccesibles. Pero bueno, como la necesidad tiene cara de hereje, decía mi Madre Risa, me adapté a las veredas y a las rampas. Si, YO me tuve que adaptar y acostumbrar a ir por veredas rotas y rampas inaccesibles.  Y no sólo yo, sino que mi hijo se adaptó y aprendió a sortear la inaccesibilidad porque él es que el que me lleva a la escuela y a todas partes. Así que digamos que me acostumbré y me resigné a ir a trabajar sin la correspondiente accesibilidad que debería existir para sortear las barreras arquitectónicas de una ciudad, barrio, comunidad.

EL tema es cuando tengo que salir fuera de la zona de “confort” que es mi barrio, inaccesible, pero que ya aprendí a moverme por esas vereditas y callecitas que tienen ese no sé qué… Burla 

Ir al banco, a la municipalidad, a la Obra Social, a la Cooperativa, o a las tiendas/negocios es otro cantar.

Algunos de los lugares ante mencionados tienen unas rampas perfectas para hacer Deportes Extremos. Otros NO. Algunos edificios tienen “rampas” (si podemos denominarlas así), pero quisiera sentar al que hizo las rampas para ver si puede subirlas él solito sentado en una silla de ruedas. Y si, porque el fin de las rampas, y de la accesibilidad, es que las personas en sillas de ruedas o los que usan bastones, muletas, o los viejitos puedan ser INDEPENDIENTES o en su defecto, si necesitan ayuda, que los que los ayudan no terminen herniados manteniendo el equilibrio – propio y el del que acompañan – mientras suben las rampas.

 

inclusion

 

Lamentablemente cada vez que tengo que salir compruebo que la accesibilidad brilla por su ausencia. Que la inclusión no existe. Que las barreras arquitectónicas están y estarán por siempre, porque pareciera que soy la única persona en la ciudad de Trelew que anda en silla de ruedas y que se queja.

Y les cuento algo que me pasó hoy en la Dirección de Tránsito y Transporte de la Municipalidad de Trelew, sita en 9 de julio 672, cuando fui a preguntar qué tengo que hacer para tramitar la oblea del Símbolo Internacional de Acceso para los autos que transportan a personas con discapacidad. Por empezar, la “rampa” mal hecha y daba a una vidriera, no a una puerta. La puerta de acceso estaba al costado y había un escalón INMENSO que imposibilitaba la entrada por ahí. Mi hijo suele subirme en la silla de ruedas cuando el escalón es “accesible” y mientras lo ayudo agarrándome del marco de la puerta. En este caso no era posible. Para entrar tuve que hacerlo por el garage del costado, y cuando logro entrar a la oficina, los empleados y yo tenemos esta conversación:

  • E 1.(Debería haber mandado a alguien preguntar, no era necesario que viniera) – comentan por lo bajo entre ellos.
  • Yo. – Creo que tengo el derecho de venir a hacer los trámites. Aparte, debería ser accesible el lugar para silla de ruedas. – mirándolos y diciéndolo entre risitas.
  • E 2. - Si, está la rampa… que da contra el vidrio. – y se ríe.
  • Yo. – No sé a quién se le ocurrió. Para pasar debería romperla… – mi tono irónico fue sutil.
  • E 2. – Y si, estaría bueno. – riéndose socarronamente.
  • Yo. – Debería traer el bate de béisbol tipo la película “Día de Furia” y darle masita al vidrio y entrar. Yo lo hago, ¿eh? Ganas no me faltan. Y no sólo eso debería sentar al que hizo la rampa para ver si puede usarla.
  • E 1, E 2, E 3. – Jajajaja… – sonrieron los muy…
  • Me dieron los papeles y nos fuimos.

Ante esas actitudes de ironía por parte de empleados y algunos dueños de negocios inaccesibles, es que, y perdón si se ofenden, me gustaría que…, no sé, se quiebren una pierna y tengan que usar una silla de ruedas y pasen el 10 % de lo que pasamos los que tenemos que vivir sentados en una silla de ruedas. Que sufran la inaccesibilidad, la discriminación, y el sentirse que no son parte de la sociedad por el simple hecho de que no puedan caminar.

Por suerte hay personas que abren puertas, ayudan y demuestran empatía.

Lástima que los insensibles y discriminadores son muchísimos más.

 

no me discrimines

 

 

Las imágenes fueron tomadas de la web. Si alguna tiene Derecho de Autor, mencionarlo en los comentarios y sacaré la imagen. Gracias.

 


 

Si quieren entretenerse les dejo una lista de posts que vengo escribiendo sobre el tema desde hace algunos años:

Corazón rojo

La Ivys on wheels!, Actualizado en: 14:43
 

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