Para los que recién entran al blog les cuento que estoy en wheelchair – silla de ruedas – porque hace casi 13 años tuve un accidente automovilístico al cual sobreviví con todas las estadísticas en mi contra. Lo que no sabían las estadísticas es con quién se habían topado , ¡ajaja!
Siempre digo que mi vida cambió “en un vuelco”. Literalmente.
Al darnos vuelta con el auto en la ruta ese 31 de diciembre del ‘98, no sólo perdí a mi mamá, si no que perdí mi estilo de vida funcional digamos (al quedar en silla de ruedas) y económico. Todo cambió. Todo.
Mi hijo de 2 años se quedó con el abuelo (mi papá) los dos solitos, y mi hermana menor con 24 años dejó su vida para estar “internada” conmigo en el hospital Fernández a 1500 kms, lejos de mi hijo, de mi casa, de mi ‘vieja vida’.
Pasamos por muchas cosas, todos, pero sobrevivimos.
Seguimos sobreviviendo. Aunque les confieso que el entorno conspira para que las cosas vayan de mal en peor, pero somos una familia que luchamos contra viento y marea y salimos adelante a pesar de todo.
Volví a casa después de estar un año y dos meses internada en el Fernández para tomar unas “vacaciones” (que duraron poco, 2 meses y medio no más) y cargar las pilas – como decimos acá – para regresar a las cirugías reconstructivas que me esperaban. No, un año y dos meses no alcanzaron para “armarme” del todo como dijera uno de los jefes de equipo a mi papá el día que me hicieron la 1º cirugía en el Fernández (venía trasladada de Bariloche, donde tuve accidente y ya tenía un par de cirugías encima) de casi 8 horas: “Mire Esteban, nosotros la armamos, después se verá si sobrevive”. Re gauchito el doctor, ¡ajaja!
Entre idas y vueltas regresé del todo a casa en el 2002. Debería haber vuelto por un par de cirugías más pero después de 21 o 22 (ya ni me acuerdo, jajá, los años…), digamos que le escapo a ese panorama de quirófanos, médicos, dolores y angustias que pasé y no se lo deseo ni a mi peor enemigo, en serio.
Bueno, sigo. Todo muy lindo, mi nueva casa estaba en proceso de adaptación edilicia para que me desplazara con la silla de ruedas lo mejor que pudiera. (Tuvimos que vender la casa que construimos entre todos porque era un caserón y las circunstancias habían cambiado, si, mi vida había cambiado en un vuelco, recuerden). Logramos adaptar todo lo mejor que se pudiera. Hasta ahí joya.
El tema vino y viene, cuando tengo que salir de mi casa e intentar incluirme a la sociedad que me considera que no soy “normal” porque tengo la etiqueta de “discapacitada” solo por que en vez de caminar, ando en una silla de ruedas. Si, ODIO la palabra discapacitada, digan lo que digan.
Y ayer fue otro de esos días en que salir al centro de Trelew es lo que llamo: una aventura.
Por acá post alusivo. Y por acá también, ¡ajaja! Si leen los posts me ahorran varios párrafos, ¡sépanlo! Jeje.
Resumiendo, cosa que no es fácil para mí porque tengo el don de la INcomunicación , ayer mi pobre Little Sister sufrió junto a mí el título del post:
#Trelew: accesibilidad 0 (cero). Todo mal.
Si, todo mal gente. Rampas en las esquinas rotas por empezar, y para completar veredas intransitables, y no solo para los que andan en silla de ruedas, ¿eh?, ¡para todos!.
Y la musa inspirativa (bueno, inspiradora che… ) de este post es: La rampa del Correo Argentino inaccesible (los que viven en Trelew saben de que les hablo).
Ayer tuve que ir sí o sí al correo. Como conozco el paño (sé como viene la mano), llamo, aviso que estoy en silla de ruedas y que necesitaba que me ayudaran a subir la rampa que está a 60º si es que no a 89º .
Todo amable el que me atendió por teléfono me dijo que siiii, ¡qué no había ningún problema! Ja! Pobre… Recuerden que soy de huesos grandes y bien revestidos, muy bien revestidos, ¡ajajaja! Si, soy gorda, ¿y qué?
Cuando llegamos al correo, la rampita que tienen para subir a la vereda estaba casi tapada por una señora camioneta 4 x 4 con el conductor arriba, lo más triste.
Siempre está un señor vendiendo diarios, que cuando me vio (no, no salió corriendo, ¡ajaja!) quiso ayudarme y justo salía el del correo (mi hermana había entrado a avisarles que estaba en la vereda) para hacer lo mismo.
Cuando vi la rampa bien, bueno, ahí empezó todo. Yo siempre la veía de paso cuando iba en el taxi o por la vereda de en frente (plaza) así que sabía que era inaccesible, pero cuando la vi de cerca casi me tiro de la wheelchair (silla de ruedas) antes de caerme o de que me tiren si es que intentaban subirme por ahí.
Obviamente les dije que ni en… (casi les digo ‘ni en pedo’ ) borracha subía por esa rampa, porque seguramente la iba o me iban a ayudar a subirla, pero cuando la bajara iba a terminar estampillada en la glorieta de la Plaza Independencia, literalmente.
Esta es la glorieta de la Plaza Independencia que está en frente del Correo Argentino.
Maldije (que feo sonó eso, ¡ajaja!) el no haber traído la cámara de fotos. Y bueno Gente, venía de estar reunida con las ‘chicas’ de la Cooperadora desde las 8 am hasta las 9:45 am, así que llegué a casa y apenas alcancé a cambiarme para salir con mi hermana al centro antes de que se hiciera más tarde.
Obvio que les hice traer los papeles a la vereda para llenarlos con mis datos (menos mal que estaba hermosa la mañana otoñal ) y cuando vino el empleado del correo para ver que era yo la que firmaba (¿?¿? ¡Y bueno!) me despaché con todo. Pobre, el hombre no tiene la culpa, así que después de escucharme, me contó que como ellos dependen del Correo Central (Buenos Aires) para reformar la rampa y hacerla realmente ACCESIBLE, lean lo que tienen que hacer.
- Buscar tres presupuestos detallando los gastos del arreglo.
- Mandar esos presupuestos a Casa Central en Buenos Aires.
- Ellos (Casa Central) los miran (y se toman su tiempo, seguramente).
- Eligen el más barato, obvio.
- Mandan la orden para que el que pasó el presupuesto más barato empiece con las reformas (que a veces significa que esa rampa a los 3 meses no sirve, posta, y eso lo digo yo porque al haber dado clases en una escuela donde se dictaba la carrera Maestro Mayor de Obras sé como viene la mano).
- Soportar los inconvenientes que trae aparejado hacer una obra de esa índole.
- Cuando logran terminar el trabajo, que ni les cuento que se toman su tiempo para realizarlo, el que lo hizo les da la factura para que la envíen a la Casa Central (Buenos Aires).
- Ahora, parece que el pago de esa factura lo mandan en el viejo y querido Chasqui (o el Pony Express) porque tardan: 90 DÍAS EN COBRAR EL TRABAJO DE LA REFACCIÓN DE UNA RAMPA.
- Conclusión: NADIE quiere hacer el trabajo. (Más vale)
- Ergo, nunca subiré la rampa del correo, o sea.
#Trelew: accesibilidad 0 (cero). Todo mal.
Y me voy a cocinar. Sigo a la espera del técnico de Speedy que dijo que venía a las 10 (son las 11:10). Hace dos semanas que estoy con problemas de conexión.
Telefónica de Argentina, otra a la que hay que poner en la lista de ACCESIBILIDAD 0 (cero). Hasta las rampas “virtuales” me sabotean, ¿pueden creerlo?
¡Chau chau!
Es impresionante cómo se conspira contra gente que tiene problemas de accesibilidad, como vos. (no dije discapacitada, eh!)
ResponderEliminarSigue siendo admirable lo tuyo, siempre.
Te invito a ver mi última entrada:
http://labandasiguiotocando.blogspot.com/2011/04/la-ley-de-la-mision-de-la-vida.html
Cariños!!!
Hola! ¡cómo te entiendo! sigo con los posts siguientes.
ResponderEliminarbeso
me hiciste "revivir" Trelew, y esa glorieta!!!!!, pero tenés razon, es una verguenza.
ResponderEliminarTe creo todo porque Buenos Aires está igual, accecibilidad 0, nadie puede caminar como corresponde, ¿sabés las torceduras que veo a diario y caidas? no, no soy la excepción me he dado cado porrazos, asique imaginate un no vidente, un anciano o personas en sillas de ruedas IMPOSIBLE. Speedy otro tanto. Y con el tema de tu operación que novedades tenés? Suerte linda y ánimo, vencerás. Besos tía Elss.
ResponderEliminarIncreible tu blog¡¡
ResponderEliminarMe sorprendió la manera tan personal de escribir que tienes en tus posts, hay que ser muy valiente para abrirse en internet y mas cuando si se ha pasado por situaciones adversas.
No puede dejar de suscribirme, espero seguir leyendo tus anectdotas.
Un salu2¡¡