Un poco de historia: Mis Psicólogas. 2 por falta de una. [I]

En mi post del lunes les contaba que andaba en duda si seguir como Presidenta de la Cooperadora Escolar:

El asunto, el meollo de la cuestión es que, como dijeran mis sicólogas (sep, mientras estuve internada en el Fernández, allá por el ‘99, tuve dos sicólogas por falta de una, así que imagínense lo que era, ¡aja, ajaja!, una me sicoanalizaba a mí y la otra estaba para sicoanalizar a la que me sicoanalizaba, juas! Chiste! Es una historia que da para un post, créanme), decía, que como dijeran mis sicólogas, mi ambivalencia está presente: Quiero pero no quiero…

Ahí mencionaba lo de mi ambivalencia, y lo de mis sicólogas. 2 por falta de una, ¡ajaja! Y también les decía que ese tema daba para un post.

Bueno, me acordé que ya les había contado sobre el tema, así que como el público se renueva y algunos son vagonetas para leer todo el blog desde el principio – ok, no son vagonetas, yo escribo desde el 2007 así que los entiendo , ¡ajaja! – edité un poco los posts y los traje para que conozcan la historia de mis sicólogas .

Lo escribí en el 2008. Fueron 3 posts, así que va en dos entregas para no aburrirlos, ¡ajaja!  

1º Parte.

Gracias a mis psicólogas descubrí que tener ambivalencias es normal... ¡aajajajaa! ¡¡Todos pasamos por momentos ambivalentes!! ¡Jeje!

Y como les contaba ayer, después del accidente mientras estuve en el Fernández, debido a que mi mamá había fallecido el día que tuve el accidente, la gravedad del mismo, que estaba más para el arpa que para la guitarra, que las lesiones eran tan graves que no sabían si iba a sobrevivir, y que las secuelas eran tanto físicas como psíquicas, los médicos le habían recomendado a mi papá que me viera una psicóloga.

Yo supe lo de mi mamá varios días después del accidente. En realidad no me acuerdo cuándo, porque hubieron días en que yo ni sabía en qué mundo vivía, los calmantes que me daban eran desde morfina (al principio y después siguieron con derivados como la meperidina) hasta diazepam (diacepin, valium o metildiazepinona y todos eso fármacos para los locos! jaja!), así que imagínense....

Mi papá no quería que nadie me lo dijera, él quería hacerlo personalmente. Fue ahí que recomendaron lo de la psicóloga... Así que después de que me enteré - porque me lo dijo mi papá -, en Terapia Intensiva me trató una "sicóloga" que me iba a ver cuando yo me despertaba de los calmantes y que realmente NO ME ACUERDO ni como se llamaba....

Lo que si me acuerdo es que la tipa quería que yo dejara de lado mis principios y mis creencias religiosas (soy mormona) y que ... ¡no sé! La verdad es que cuando empezó con esa cantinela, me encerré como la tortuga en el caparazón y... ¡nada! Como les decía, yo estaba más para el arpa que para la guitarra...

Ok! Estar más para el arpa que para la guitarra es un dicho que utilizamos acá para decir que uno está por morirse ¡y que va a ver a San Pedro! ¡Ajajaa!

Cuando a los casi 3 meses de estar en Terapia y porque mi papá me trajo a Retoño para que me vea en el Hospital Fernández, me pasaron al servicio de Traumatología.

Y ahí, como al mes, conocí a mis psicólogas...

Ellas estaban en un ateneo (es una reunión de médicos donde presentan los casos que tienen) y escucharon mi historia.

Inmediatamente se contactaron con mi residente y quisieron conocerme.

¿Por qué? Ellas estaban haciendo un trabajo de investigación de pacientes que sufrieron accidentes graves y que pudieran tener algún tipo de stress post- traumático debido a la magnitud del accidente y más si había una pérdida de un ser querido en el mismo.

Ivana Carina = paciente ideal!  

Venía con moño para regalo y todo!!!!

Si gente, me río de mí misma! ¿Cómo suponen que sobreviví a lo que me pasó, amén de tener a mi Retoño? ¡¡Tomándome la vida con soda!!  ¡¡La risa es salud!!

Y así fue como pasé a tener dos psicólogas por falta de una...

Como buena leonina, soy autosuficiente en muchos aspectos, así que pensar en psicólogas era algo que no iba conmigo...

Soy retobada (cascarrabias, rebelde), pero aún así, puedo darme cuenta cuando necesito ayuda y sobre todo, que la tengo que aceptar aunque vaya en contra de mi carácter de superada... jeje.

Y así fue que, por consejo de mi papá (que si no, hubiera ganado la leonina retobada, ¡ajajaa!) y porque las chicas me cayeron re bien (tenían mi edad, entre los 29 y 30 y piquito), acepté que me vinieran a visitar una vez por semana...

Al principio, pobres... Creyeron que iba a ser fácil tratar con la patagónica rebelde...

Pero...

Dos psicólogas, por falta de una...

Luz y Patricia. Lindas, inteligentes y con una paciencia de SANTAS! Jajajaaa!

La 1º vez que vinieron, yo estaba sola, con mi little sister. Era una habitación VIP ejeje!! Y si..., me cuidaban bien en el Fernández!!! Naaaa... estaba en la parte de Infectología, donde ponían a las pacientes con infecciones en los huesos aparte, para que no hubiera contagios con las otras cirugías que hacían. Y si..., no solo tenía que luchar por mi vida, si no contra las infecciones de los huesos que son las peores y que, DICEN, son incurables... Las mías se curaron.... Milagro? Si, milagro junto con unas buenas dosis de antibióticos como para matar elefantes microscópicos! jajajaa!

Decía, entraron la 1º vez a mi habitación y este fue el panorama:

Habitación a OSCURAS. No entraba no una gota de luz, y eso que eran como las 10 de la mañana y la habitación tenía dos ventanales, uno en la cabecera de la cama que daba al balcón y otra a mi mano izquierda que daba al patio interno del hospital, sin contar la puerta de entrada y que aparte, se comunicaba con otra habitación por un pasillo donde estaba el baño.

La menda lerenda en la cama, semi sentada, con un paño mojado tapando los ojos y un silencio de hospital! jajajaa!

Mi Little Sister, pobre santa, sentadita al lado de mi cama escuchando música con el walkman....

Apenas entran, se presentan, empiezan a hablar con mi hermana y pensaron que estaba dormida, así que le preguntaron cuando podían venir a verme...

Yo, sin sacarme el paño de los ojos les dije que gracias pero que no necesitaba ninguna psicóloga.

¡¡Qué mala!! ¡¡¡Es que estaba tan deprimida que me molestaba todo!!!

Resumiendo:

Hacía más de 4 meses que estaba internada, 3 me los había pasado en Terapia Intensiva con los dolores más horrendos que sentí en mi vida, dolores que me hacían llegar a pensar que mejor me moría, así no sufría más... Pero que al pensar en Retoño, mi mente hacía lo imposible para soportar todo...

Encima que la "sicóloga" de Terapia me vino a decir que la religión no importaba, que eran cosas que uno se aferraba para negar la realidad y que yo tenía que dejar eso de lado y pensar en otras cosas... LISTO! Chau "sicóloga" de terapia. Venía y yo ni hablaba. Y como ella no preguntaba nada, la sesión se llevaba a cabo en perfecto silencio y demoraba 10 minutos... Y, como cuando me cortaban los calmantes, los dolores eran insoportables y yo me ponía como loca, venían y me subían la dosis y yo... dormía y no sentía más dolor... Es más! Cuando me pasan a Traumatología, se aparece a la semana, se sienta y me dice: Te ves bien! Y se fue...

Así que el 1º día, Luz y Patricia solo se sentaron a mi lado, me hicieron un par de preguntas y como yo estaba en negación total, pensé que se habían dado por vencidas, ya que a los 15 minutos se fueron...

¡¡Pero no!! El próximo miércoles a las 10 de la mañana, habitación oscura, la menda lerenda con el trapo en los ojos y de repente siento:

…..... 

TO BE CONTINUED.... CONTINUARÁ....