¡Apretá el pomo que es Carnaval!

Seseee, estamos en Carnaval, Gente… Y si bien saben que no soy de las que le da mucha importancia al pasado (excepto para recordar los errores y así no volver a repetirlos), esto del Carnaval me hizo pensar…

  Si, a veces, pienso che…

Y la verdad es que, o han cambiado las épocas, o será que ya llegué a la edad en la que empiezo a decir:

“Todo tiempo pasado fue mejor…”

¡Ajajaa! 

Y si, antes decías Carnaval y empezabas a prepararte: que las bombitas con agua, que el balde con agua no solo para conservar las bombitas si no para tirarle a la gente (ajaja!), que la espuma, que el disfraz que te ibas a poner… Nah! Yo me acuerdo que de chica, disfrazarme para Carnaval era EL acontecimiento, ya que mi tía Abuela Aurora seguro que nos llevaba al diario de Cuyo (en San Juan) para que nos sacaran LA foto que después saldría impresa en la parte dedicada a los niños y sus disfraces…

Me acuerdo patente de haberme visto en un recorte de diario - entre los recuerdos que tenía mi Abuela -, cuando tenía como 8 años, y estaba vestida de indiecita… Siii, un traje hecho de tela de arpillera, seguramente una bolsa de papas transformada en un vestido de alta costura, jajá, descalza, con la vincha y su respectiva pluma, toda pintarrajeada… Nah, un “puema”. ¡Ajajaja! Una pena que en esa época no existieran las impresoras con scanner o que cuando vi el recorte, no lo inmortalicé en una foto o en una fotocopia. Ahora ese recorte está con mi Abuela en los Estados Unidos y vaya uno a saber si realmente sobrevivió a la mudanza, era un diario muy viejito… Del siglo XX, prácticamente. ¡Ajaja!

En fin, todo esto para decir que extraño el Carnaval de cuando yo era chica…

Es más, mi último Carnaval, el que disfruté como loca, fue allá por el año ‘84, cuando fui por última vez de vacaciones de verano a San Juan a visitar a mi abuela y conocí a M.Z. (dos años más grande que yo, creo ), esos amores platónicos de vacaciones, ya que solo bailamos un tema en un baile de la iglesia y nada más… ¡Ajajaa! Y si, yo era una inocente niña, gente… (Y solo pongo las siglas del muchacho en cuestión porque lo tengo en mi feisbuc familiar, que es donde tengo a varios amigos de San Juan, y sé que lee mis posts, ¡ajaja! Igual, ya pasó, expidió la causa, ¡jajáaa!)

Aparte, en ese verano creo que tiré mis últimas bombitas de agua, mis últimos baldazos de agua a los chicos que pasaban en bicicleta armados con sus bombitas de agua que eran lanzadas cual misiles Exocet  y que siempre daban en el blanco, cosa que mis bombitas, nunca, ¡ajajaja!.

Ah! ¡Y los Corsos! San Juan y sus Corsos… Nada que envidiarles a los de Gualeguaychú, je… Al menos en esa época.

Y me puse melancólica... Jajaja! Pero no triste, ojota. Porque a pesar de que a veces, a veces, el tiempo pasado fue mejor, lo que importa es el presente, aunque los Carnavales…, ¡aunque los Carnavales eran los de antes! ¡Ajajaja!

La imagen del final del post la encontré googleando y grafica una de las cosas más divertidas que me gustaba hacer cuando era chica durante el carnaval: tirar baldazos de agua.  

Cuando queríamos jugar con agua decíamos: Vamos a chayar, o como decimos los sanjuaninos: Vamos a chaiiar, niiñiiito… Con ese tonito cantarín, sobre todo cuando dicen “niiñiiiito”, que tienen los sanjuaninos. Si, yo ya perdí, no solo la vergüenza sino hasta el tonito sanjuanino, ¡ajajaja!

 

 

Y ya saben, cuando diga apretá el pomo, es porque llegó Carnaval.

 

 

P/D: Acá en Trelew anoche se escuchaban las bombas de estruendo pasada la media noche porque empezaron los festejos y los desfiles de carrozas.

Si, acá se festeja el carnaval, pero no voy porque tengo miedo que me enganchen a una carroza y tenga que andar haciéndome la bailarina de comparsa en mi wheelchair, ¡aajajajaa!  

Imagen tomada del diario El Chubut.