Como cuando era una niña…

Ajaja! Tranqui que no viene de melancolía ni nada por el estilo…

Hubo una época, cuando mis hermanos eran chiquitos, que cada vez que cumplía años, todos cumplíamos años… Jaja! Y si, todos recibíamos regalos, una fiesta, pero 4 regalos. La cosa se ponía fea cuando llegaban, por ejemplo, mis amiguitos y me traían a mí regalos… Pero nunca hubo berrinches, solo miradas de ¿y a mí?... Ajajaa!

Y la verdad que no recuerdo cuanto terminó esa “tradición”, pero fue linda mientras duró…

¿A qué viene la aneda? Bueno, ayer fue el cumple de mi Retoñor, que dicho sea de paso: ¡Muchas gracias por los saludos! Como siempre, viene bien saberse tan querida, digo, querido… Jeje!

Sigo.

Ayer fue el cumple y desde hace unos años mi hijo prefiere que le compre regalo importante en vez de hacerle fiesta en casa. Yo, más que contenta, porque así no tengo que andar lidiando con la limpieza y el descontrol, ¡aja jajá!.

Entonces, siguiendo la nueva tradición, ayer salimos a comprar regalo.

¡Y recibimos regalos todos! ¡¡Aja jajá!! Seee, porque salimos y fuimos al shopping (el único que hay y bastante despoblado estuvo, por suerte! Jeje) a elegir regalo.

Paso a detallar:

Retoñor ya me había dicho que le comprara un MP3 nuevo porque el de él se le había roto, así que como cumplió un año más, fue un MP4. (Jajá!) Ahí anda chocho con su chiche nuevo, y yo estuve hasta hace un rato chusmeando por todo lados (Google mediante) para encontrar la forma de cargarle los famosos videos al MP4.

Sobri-retoñito estaba medio podrido de estar encerrado y salir solo para los controles en el hospital, o el pediatra o sacarse sangre, así que lo llevamos con nosotros al shopping. La cosa es que mientras mi Retoñor elegía su regalo siento: “Yo también quiero algo” y me miró con esos ojazos negros, tipo el Gato de Shrek, y sucumbí… Jajaja! Así que como había una juguetería en nuestro veintiúnico shopping, terminamos y salimos a ver que le compraba. Y como es fanático del fútbol eligió un jueguito que es una canchita con unos jugadores de futbol agarrados con resortes y que si los movés, patean la pelota.. ¡Un metegol fashion, ajajaja!

Bueno, antes de retornar al Home Sweet Home, nos dimos una vuelta (¡cuack!, ¡nunca mejor dicho!) para chusmear que onda (yo solo conocía el Easy, Garbarino y Compumundo).

Vimos un puesto de chucherías donde mi sobri eligió un llavero de Boca (ante mi ascor, pero ni importa!, aja jajá! Y si, yo soy de River igual que mi Retoñor), y de repente mi hijo me dice:

“¡Má, mirá! ¡Una librería!”

Sobri-retoñito me hizo acordar que yo quería un libro de Isabel Allende, así que nos mandamos a la librería.

¡¡Casi me mueroooo!! ¡Por favor! ¡Hacía años que no podía entrar a una librería y poder elegir algo que me gustara! Y si, convengamos que las librerías que hay en mi ciudad, o tienen escalones o los estantes están tan juntos que no quepo con mi wheelchair. Igual me pasé a llevar una pila de libros por pelear con el vendedor, ¡ajajajaaa! Y si, di marcha atrás y calculé mal la distancia ¡y al suelo una pila de libros del pobre Tato Bores!

¿Y que fue lo primero que vi en la vidriera? UN LIBRO DE AMORSIS! Jaja! Seee, un libro sobre House, ¡bah! ¡2 libros!

  

¡Casi me tiro de la wheelchair! Aja jajaaaaá!  

Pero lo que voy a contar a continuación mostrará mi rehabilitación completa. Bueno, casi, tampoco es la pavada! Jajá!

Compré “La Isla Bajo el Mar” de Isabel Allende.

 

«Baila, baila, Zarité, porque esclavo que baila es libre… mientras baila.»

Anoche lo empecé, después les cuento… 

Así que ya ven, como cuando era niña, todos recibimos regalos en el cumple de Retoñor. (Ah, casi todos, Little Sister solo ligó cosas ricas que comimos mientras tomábamos mate, jajá!) 

Por cierto, perdimos. Si, aunque viva en una burbuja me enteré.

La imagen la saqué de acá.

Muchas veces he dicho que Maradona como persona es un soberbio y mal arreado, pero como jugador me saco el sombrero…

Y si, perdimos, pero la vida continúa a pesar de todo, y de eso sé mucho.

Tenemos 4 años para prepararnos.

Brasil, ¡allá vamos!