Carta abierta al “dueño” de Telefónica de Argentina.

Escribo para ti esta carta que es extensa (el que avisa no traiciona) y sé que no la leerás…

Son para ti mis quejas y sé que no las escucharás.

Y si bien existen medios para que nos comuniquemos cuando tenemos problemas, enfrentémoslo, los que atienden el 0800, 112 y/o 114 son empleados contratados por vos para que te manejen el negocio, entrenados con conocimientos de atajos en el teclado para decirnos que están verificando el sistema…, cuando anda el sistema, obvio…

(Chicos telemarketers o whatever se diga, no es con ustedes la cosa, ¿eh? Les aviso, es entre el dueño de Telefónica de Argentina y yo, ustedes serían víctimas, daños colaterales que le dicen).

Ahora, ¿no es gracioso que una compañía de teléfonos no tenga un sistema de reserva o no sé, algo para que cuando se les caiga el susodicho sistema sepan arreglarlo y seguir atendiendo a los clientes que llamamos al famoso Servicio de Atención de tu compañía?

Porque te recuerdo, soy TU CLIENTE. Y en este momento no tengo conexión a internet para lograr el enlace a la palabra CLIENTE en el Diccionario de la Real Academia Española, te lo aclaro para que veas que hasta cuando no tengo Speedy y mi teléfono se corta cada dos por tres a causa del viento que corre los 365 días del año, yo pienso en vos… Obvio que cuando esta carta se publique es porque logré conectarme, así que te cuento que hoy es viernes 26 de Noviembre y son las 17:50, estoy sin Speedy y mi teléfono se corta con cada oleada de viento patagónico.

Sigamos. Te decía que soy TU CLIENTE, es decir que cada mes te tengo que pagar por el servicio que vos me brindás; y aunque me dejes desconectada o incomunicada, igual me cobrás y no tenés en cuenta que me quedo en banda cada dos por tres, es decir, te tengo que pagar aunque no tenga Speedy o teléfono, ¿qué cosa no?

Te cuento que sos un mal necesario en mi vida. Estoy en silla de ruedas y el servicio que a veces vos me prestás, ¡bah!, prestás es un decir, es la única manera de estar insertada en este mundo, ya que cuando me siento a la computadora y logro conectarme a Internet, no tengo que preocuparme si voy a tener accesibilidad para ir a…, no sé, Egipto por ejemplo, porque lo tengo al alcance de un click; o sé que puedo comunicarme con mis amigos, familia y hasta colegas por teléfono. (Excepto estas últimas tres semanas que cuando corre viento me quedo incomunicada porque se corta a cada rato el tono)

Vivo en la Patagonia Argentina, en Trelew, Chubut para ser más específica; y desde el paralelo 42 hasta la Antártida, el único “prestador” de servicio de telefonía fija es tu querida compañía Telefónica de Argentina, es decir que soy TU rehén y debo rendirme a tus líneas de enlaces si quiero estar comunicada por teléfono fijo y/o tener una conexión a Internet.

Porque convengamos de nuevo, las otras empresas que prestan servicio de telefonía son las de los celulares CLARO, PERSONAL Y MOVISTAR (cierto, Movistar es tuya también, sorry), y dependen de vos para que el servicio funcione como la gente; porque ellos dicen que tienen sus torres propias, pero si hablamos de Internet móvil, deja mucho que desear… Pero bueno, esa es otra historia…

Te he llamado varias veces cuando el viento se calmaba un poco y no se me cortaba el tono.

Te he escrito tweets y mandado mensajes directos por Twitter a tu cuenta @TelefonicaComAr cuando lograba conectarme a Internet.

¿Y la verdad?, los chicos que atienden las líneas de Atención al CLIENTE y el Twitter son re amables pero sigo incomunicada.

Ahora, ¿sabés qué?, hasta el cansancio te repetí en mis reclamos y/o tweets que era problema de la caja que está en el palo donde tenés la centralita de las líneas telefónicas del barrio y aún así, no me llevás el apunte.

No sé si es que te digo que estoy en silla de ruedas, o que te llamo a cada rato para reclamar tu atención, o vaya a saber qué, pero no me hacés caso.

Y te informo que soy Técnica Electromecánica, es decir, tengo un título que vos pedías como requisito cuando buscabas empleados que reparen las líneas telefónicas, así que si de conocimientos de conexiones eléctricas y/o telefónicas hablamos, estoy capacitada para detectar anomalías de ese tipo.

Ahora, lástima que no tengo una silla de ruedas voladora que me sirva para elevarme, llegar a la centralita y ver qué catzos es lo que pasa en la conexión de mi línea.

Pero te aclaro, no creas que me vas a apurar con que si conseguís los medios para que yo llegue a la caja arregle el desperfecto con mis conocimientos, porque para eso TE PAGO todos los meses a vos para que me tengas comunicada y arreglés los desperfectos de la línea. Aparte, deberías utilizar mi dinero para INVERTIR en cajas nuevas, cables nuevos, conectores nuevos, centrales nuevas.

Ah, de paso te aviso: poné líneas que tengan la capacidad necesaria para subir la velocidad de Internet, porque con estas que tengo, solo alcanza para 1 mega, cuando yo quiero 3 megas de velocidad. Y si, cambié de 512 K a 1 MB porque supuestamente mi línea solo “soporta” esa velocidad.

Pero bueno, espero que algún día las cosas entre nosotros cambien y que tengas la decencia de tratarme como corresponde, brindándome el servicio que me ofrecés sin mezquinármelo, sin dejarme sola y desconectada del mundo, porque te repito, aunque no te guste, te PAGO para que me tengas contenta, para que me sienta feliz cuando levanto el tubo del teléfono y siento el tono sin ruidos, frituras ni cortes, o cuando enciendo la computadora y las luces del modem empiezan a bailar mostrándome que estás tratando de comunicarme con el mundo a través de la Internet.

Y acordate, dueño de Telefónica de Argentina que yo soy muy buena, hasta que dejo de serlo…

Y que no hay nada más peligroso que una mujer despechada (¿?).

 

                                                                                                                 

Si llegaron hasta acá, es porque por fin tuve conexión a Internet. Pero no canto victoria, ya que se calmó el viento, por eso la conexión funciona.