“¡El abuelo tiene una chispa!” (Mi Retoñor dixit. ¡Jajaja!)

 

¡Llegamos al mejor día de la semana!

Ya se nos fueron 9 días de Abril che… Y si, #yoconfieso que tengo una manía con contar los días que pasan… ¿?¿?¿? ¿Será que no quiero volverme vieja?… 

¿Será que soy una borderline sin remedio?? Ok, no contesten a esta última pregunta… ¡Aajajaja!  

No sé che que será, pero me encanta saber en qué día vivo y cuantos perdí. (¿?) 

Tal vez me quedó esa angustia de no saber en qué día vivía, si era un sueño, una pesadilla, o qué, cuando estuve internada en Terapia Intensiva del Fernández por casi 3 meses. (Si, del Hospital Fernández, no del Borda o ¿Moyano? Nunca me acuerdo cual de los dos nombres de esos hospitales psiquiátricos es para ellos y cual es para ellas… ¡Ajaja! Y si, para los que contestaron erróneamente que sí a la pregunta si era borderline…)

Es horrible no saber en qué día vivís, si es de mañana o de tarde, ¡horrible!.  La noche era fácil porque estaba todo oscuro, pero después, entre morfina, sueros, alimentación por tubos y médicos dando vueltas, no sabía nada de nada…

3 meses que perdí, definitivamente. Lástima que no perdí la memoria…

Pero acá estoy, así que fueron bien perdidos… ¡Jaja!  

Esta mañana el autor de mis días llevó a mi Retoñor al hospital a hacerse unos estudios para que le den el certificado de aptitud física para Educación Física (gimnasia) que le piden en el colegio.

¿Por qué mi papá? Porque donde tenía que hacerse uno de los estudios era en el 2º piso y, ¡oh casualidad!, no hay cómo llegar con wheelchair/silla de ruedas.

Seseé, como leen, un hospital público donde algunos estudios se realizan en lugares inaccesibles para los que andamos sobre ruedas…

Es más, hay consultorios donde no cabe por la puerta mi silla de ruedas. Y si, extra-large soy, ¿¿y qué?? ¡Ajajajaa! Ya les he dicho que soy de huesos grandes bien revestidos… ¡Cuack!

En fin, a lo que iba es que cuando vuelve del hospital mi Retoñor está contándome como le fue y cuando estaba terminando, me dice:

Estábamos hablando con el abuelo mientras esperábamos que nos atendieran y yo me estaba quejando porque tardaban mucho. Entonces el abuelo me dice que hay que tener paciencia y me explica que de ahí viene la palabra “paciente” (Nota mía: gestos con los dedos de comillas, ajajaja!).

Me encanta hablar con el abuelo porque tiene una chispa que otros no tienen. Es re piola el abuelo…

¡¡Mi vida!! El ADORA a su abuelo…

Y no es para menos, mi papá se hizo cargo de Damián cuando tuve el accidente (mi mamá había fallecido, veníamos las dos en el auto), porque mi hermana menor estaba conmigo cuidándome las 24 hs en el hospital, así que él tuvo que cuidar de mi pequeño retoño de 2 años y medio.

Y cuando digo hacerse cargo, hablo de estar con un bebe y de todo lo que eso implica, ya que la última vez que tuvo en bebe en su vida fue cuando nació mi hermana en el ‘74 (tuve el accidente en el ‘98), así que el pobre tuvo que arreglárselas solito con el nieto, y sobre todo, imagínense que yo estaba internada a 1500 kms de casa con pronósticos de no sobrevivir y pasar a mejor vida….

Pero sobreviví, y el lazo que se creó entre mi hijo y mi papá va más allá de la relación abuelo-nieto…

¿Y saben qué? Damián también fue el viento bajo las alas de mi papá, porque su vida también cambió “en un vuelco”…, porque su compañera de 30 años había fallecido en el accidente, su hija mayor estaba entre la vida y la muerte, y sin embargo, mi papá sacó fuerzas de dónde no tenía para cuidar, amar y criar a mi hijo hasta que yo salí del hospital, casi 3 años después de sufrir el accidente…

Muchos me dicen que yo tengo una actitud que me hace sobrellevar mi vida en silla de ruedas de una manera admirable, y la verdad que si no hubiera sido por mi Retoñor – el viento bajo mis alas -, mi papá – 63 años, el autor de mis días -, y mi hermana menor - la Little Sister –, yo no estaría acá.

Por mucha onda que le ponga, ¡y les aseguro que hay que ponerle mucha onda!, por más que tenga un carácter fuerte y que me lleve al mundo por delante (ahora literalmente con la wheelchair, ajaja!), si no tengo al lado a quienes me tratan como siempre y no me subestiman, a quienes me dicen que estoy en silla de ruedas y no tonta (ah, si, ¡si es la verdad! Jaja!), a los que me ayudan a darme cuenta que la vida sigue y no se detiene porque a uno le pasó algo, si no tuviera a mi familia al lado, las cosas hubieran sido diferentes… Se los aseguro.

Así que a lo que dijo mi Retoñor: “¡El abuelo tiene una chispa!”, yo lo diría así: 

“¡Mi familia tiene una chispa!” 

 

¡Buen viernes!