Volver a confiar… (2º parte y larguita…)

 

[La 1º parte de “Volver a confiar…” pueden leerla por acá.]

 

“La paciencia es la capacidad de resistir y conllevar las adversidades con valor y sin quejarse. Esperando en la calma aquello que tarda en llegar.”

No sé quién escribió la frase de la imagen, la encontré en Internet hace algunos años. (Y no, no me acuerdo dónde la vi. Je… )

La paciencia no es mi virtud. Nunca lo fue. El accidente me sirvió, entre otras cosas, para aprender a cultivar la paciencia. Pero sepan que tengo cero habilidad para “cultivar” cosas. Las plantas siempre se me mueren y eso que las cuido. No tengo “mano verde”.

Así que se imaginarán que me costó, y mucho, aprender a cultivar la paciencia… Pero bueno, a la larga terminé aprendiendo, o en su defecto, terminé aceptando que “cada cosa tiene su tiempo…”

En el post anterior les conté que aparte de pedir trabajo, como no tengo dinero suficiente, durante bastante tiempo estuve tratando de conseguir una silla de ruedas eléctrica. Hice notas, muchas notas, y alguien dijo que me la conseguiría pero nunca cumplió su promesa. Ese “alguien” era – es – un político en el que confié y que me defraudó. Él y la gente que decía ser “su gente”.

Y no sólo él. Muchos “funcionarios públicos” elegidos por la gente para gobernar a “todos y a todas”, desde el año 2004 que me defraudaron, y que de algunos ni siquiera recibí una respuesta. Otros hasta me hicieron ir a oficinas inaccesibles para que me hicieran una “entrevista” (2008, calle Mitre pasando Gales, una oficina de la Municipalidad de Trelew TOTALMENTE INACCESIBLE) que terminó en la promesa de que me iban a llamar… Menos mal que estoy sentada, así que la espera se me hizo amena. Ah! Y sigo esperando, ¿eh? Para que lo sepan.

En fin. Desilusionada, cansada, harta de que me discriminaran, porque siento que me discriminaron por estar en silla de ruedas, decidí dejar de gastar papel A4, tinta y tiempo para pedir trabajo. No limosnas, TRABAJO.

Dejé de confiar.

Dejé de creer en la inclusión, la igualdad de oportunidades, todas esas palabras que decían los políticos de turno, palabras que al fin y al cabo se las llevaba el viento patagónico.

Ya perdida todas las ilusiones de que alguno me diera la oportunidad de trabajar, decidí seguir adelante con mi vida, sin esperar nada de nadie. Al menos de nadie que no fuera mi familia.

Por suerte todavía hay gente que tiene empatía y que se pone en el lugar del otro. Por suerte hay gente que tiene un corazón de oro.

Siendo la presidenta de la cooperadora me he encontrado con mucha gente que tiene un corazón de oro.

Así fue que Lis, la directora de la escuela, me ayudó a ponerme en contacto con gente que me podía conseguir una silla de ruedas eléctrica. Empezaron las llamadas, los mails, las promesas. Re contentas estábamos las dos porque yo le iba contando como iban los “trámites” y que todo iba sobre ruedas. (?) Cuack!

Todo muy lindo, muy lindo… hasta que todo quedó en nada. Terminamos amargándonos y preguntándonos como pudimos confiar en el político de turno.

Terminó 2013, empezó 2014.

Yo tenía decidido dejar la cooperadora porque si bien me encantaba ser la presidenta, sinceramente sentía que había cumplido mi ciclo. Aparte ya me daba vergüenza tener que pedir que me vinieran a buscar en auto cada vez que tenía que ir a la escuela. Lis, la directora, re macanuda, no tenía drama de venir, cargar la silla y llevarme a la escuela, pero me daba “cosita” andar molestando… Cabe destacar que se volvió una experta en el tema, tanto que ya batió su propio récord en levantar, meter la silla de ruedas al baúl y acomodarla para que cierre la tapa, ¡jajaja!

En el mes de abril tenemos la Asamblea Ordinaria de la Cooperadora para cambios en la Comisión Directiva y me convencen (ok… debo reconocer que tengo el sí fácil, ¡ajajaja! ) que siga un año más. Casi que se pusieron a cantar: ♫♪ “Un año más y no jodemos más” ♫♪ (?) Obvio que me convencieron. Duh!

Bueno, todo muy lindo pero vamos a hacerla corta sino se me aburren.

Hace unos meses nos avisaron que el gobierno iba a firmar unos convenios con las escuelas y las cooperadoras para asignar partidas de dinero para refaccionar las escuelas. Ayer por la tarde se realizó un acto para firmar esos convenios y obviamente yo tenía que ir por ser la presidenta de la cooperadora.

Confieso que no iba a ir. Estaba teniendo una semana bastante complicada y sinceramente no tenía ganas. Si, andaba ingánica, para variar.

La cosa es que ayer a las 9 de la mañana recibo una llamada de una persona que trabaja con el gobernador invitándome al acto y entre la conversación me pide que le cuente que hago como presidenta y de paso que le interesaba que le contara un poco más de mi situación. Como me dicen la muda le conté como es mi vida en wheelchair/silla de ruedas. En medio de la conversación salió el tema de la silla de ruedas eléctrica y obviamente que le conté TODO lo que pasé para NO conseguirla.

Bueno, antes de terminar la conversación me dice que por favor vea como puedo hacer para ir al acto, que si era necesario me mandaban a buscar en un coche, pero que era importante que yo fuera, y así de paso el gobernador me conocía. Todo eso pasó a las 9 de la mañana. Recuerden esa hora: 9 am.

Sin muchas ganas de ir la llamo a la escuela y le pregunto a Lis si me puede llevar porque me habían llamado de la gobernación (qué nivel, yo no ando con chiquitas, ojo, jajaja) para que fuera.

El tema es que si bien me venían a buscar a las 5 de la tarde, me tenía que bañar, cosa que no es taaan fácil como para el resto de los mortales porque en mi caso es UN TEMA, pero tenía que hacerlo. Tampoco era la pavada de ir con olor a “segundo tiempo”, dijera mi madre, ¡ajajaja!

Bueno, llegó la hora, me vienen a buscar y partimos hacia la escuela donde hacían el acto.

Nota: Todo bien con la escuela que eligieron, pero la “accesibilidad” era digna de un turismo aventura tipo Rally Dakar en terreno escabroso. Casi termino estampillada bajando rampas, sépanlo.

Ya en la escuela, nos indican dónde teníamos que estar. Adelante, en frente de todos. Si bien tengo alma de artista, soy tímida gente, aunque no lo crean.

Tardó “un poquito” en empezar el “actuu”. Recuerden que yo no puedo estar más de 3 horas fuera de casa. Si bien uso pañales (no, no me da vergüenza decirlo, ya van a llegar todos ustedes a usarlos cuando sean viejos, lo bueno es que no se van a dar cuenta, aajajaja ) todo tiene un límite de contención. En mi caso es de “incontención” pero ese es un tema para otro post, jajaja.

De repente empiezan a acomodar a la gente, las cámaras, todo. Había llegado el señor goberneitor. Eran pasadas las 19 horas.

Empieza el “actu”. Cantamos el Himno Nacional junto a un conjunto vocal espectacular que no me acuerdo el nombre (bueno che, los años no vienen solos  ) y después pasamos a la firma de los convenios.

Cabe destacar que los que tenían canal 7 de Rawson y canal 9 de Comodoro Rivadavia (si mal no recuerdo ) tuvieron la oportunidaT de conocerme, la de la sisha de ruedas era yo, jajaja. Tuve mis 15’ de fama. Bueno, más bien unas horas, pero ese es otro tema.

Terminamos de firmar los convenios y toma la palabra el señor gobernador Martín Buzzi. Contó lo que habían estado haciendo desde temprano, visitando escuelas y distintas instituciones, y también visitando algunos vecinos de Trelew.

Todo muy lindo, cuando de repente dice:

“Hay un mérito en cada uno de los lugares en los que estuvimos hoy como parte de Pueblo por Pueblo. Hay mérito en cada una de las personas y como sociedad tenemos que marcar las cosas que nos hacen bien. Los valores positivos constituyen a cada una de las cooperadoras aquí presentes”, añadió.

“Nuestra propia comunidad tiene que poder identificarse con las cosas que hacen bien”, enfatizó, y puso como ejemplo a Ivana Castro, presidenta de una cooperadora que “hace unos años tuvo un accidente y sin embargo viene presidiendo la cooperadora desde hace mucho tiempo”.

A Ivana Castro “vamos a ayudarla para que pueda comprar la silla de ruedas eléctrica que está esperando hace mucho tiempo, para que la tenga definitivamente” anunció Buzzi, ante el aplauso cerrado de todos los presentes. (Fuente: Diario Jornada.)

 

Y yo me quedé MUDA…

¡¡¡No podía creer lo que estaba escuchando!!!

Casi que pregunto:

 “¿Esta es una jodita para Videomatch?

¡¡En serio!! ¡Ajajajaaa!

 

Casi me muero… Me quedé en shock. Todos deben haber estado esperando que me ponga a llorar como loca, pero era TAL LA SORPRESA que sólo atiné a sonreír y agradecer. Me habían dejado MUDA, y sepan que de “muda” no tengo nada.

Después de TANTO esperar y habiendo perdido TOTALMENTE LAS ESPERANZAS, mi sueño de tener mi wheelchair/silla de ruedas eléctrica* iba a volverse realidad.

Pero esto no es todo. No señores, señoras, y porqué no lactántricos. (?)

Termina el acto, se acerca el gobernador a saludarme, y me dice despacito:

“Aparte de la silla de ruedas, también tenés trabajo.”

Nah! ¡¡¡Al escuchar eso casi que me paro y camino!!! 

¡¡¡Fue algo tan impactante que no supe como reaccionar!!! Solo atiné a agradecerle… No me salía otra cosa que decir ¡gracias! ¡Muchas gracias! Estaba anonadada, atónita…

Todos me felicitaron no sólo por lo de la silla de ruedas sino por que estoy en la cooperadora.

Y me gustaría que sepan que estoy en la cooperadora porque vieron que la mamá del Damián quería ser parte de la comunidad educativa a la que pertenecía su retoño, no la pobrecita que está en silla de ruedas.

Porque como siempre digo, estaré en silla de ruedas, pero sigo siendo la misma Ivana Carina que caminaba hasta los 29 años y que después, por cosas de la vida, siguió siendo Ivana Carina, sólo que sentada en una wheelchair/silla de ruedas.

A lo largo de mi vida como una personal “normal” según la RAE (porque para la Real Academia las personas que tenemos alguna discapacidad no podemos hacer las actividades cotidianas consideradas normales  ) antes de tener el accidente, mi santa madre me vivía repitiendo estas frases:

• “No digas no puedo, decí “no quiero”, porque querer es poder.”
• “Más vale maña que fuerza.”
• “La necesidad tiene cara de hereje.”

Y cuando acepté mi “nueva vida” en wheelchair me di cuenta que mi mamá sin saberlo, o tal vez si , me estaba preparando para que siguiera adelante y siguiera siendo feliz a pesar de la silla de ruedas.

Porque aunque ustedes no lo crean, yo soy feliz a pesar de estar en silla de ruedas.

Siempre dije que ponerme a llorar por los rincones, deprimirme y vivir amargada por lo que me pasó no iba a hacer que mágicamente mi pelvis se juntara, mis rodillas funcionaran como antes, desapareciera mi incontinencia urinaria y dejara de usar pañales y bolsas de colostomía por el ano contra natura.

No. Amargarme y dejarme estar NO iba a cambiar lo que me pasó.

O lo aceptaba y seguía adelante, o lo aceptaba y seguía adelante. No quedaba otra.

No está en mi naturaleza dejar que me venzan las vicisitudes.

Ojo, que me cuesta, no lo voy a negar. Tengo mis días de furia y de querer tirar todo al diablo y dejarme estar. Pero me doy cuenta que, como puse antes, no cambio nada. Todo seguiría igual, con la desventaja de que si me deprimiera y me dejara estar, los que terminarían sufriendo serían los que viven conmigo, mi familia, mi hijo, y eso… no lo voy a permitir.

Así que ayer, cuando escuchaba que iban a ayudarme con la silla de ruedas eléctrica, y después cuando me dijo el gobernador Martín Buzzi que también tenía trabajo, pude volver a confiar, y me acordé de mi frase de cabecera:

 

“Ocurra lo que ocurra, aún en el tiempo más borrascoso, las horas y el tiempo pasan.”

William Shakespeare

 

Y hoy mientras escribía este post me acordé lo que dijo Nietzsche:

 

“Todo aquél que tiene una razón para vivir puede soportar cualquier forma de hacerlo.”

 

Ojalá que todos siempre tengamos una razón para vivir, que pensemos que todo pasa, hasta la peor de las tormentas, y que si somos pacientes, todo llega…

Ojalá que todos, como me pasó a mí ayer, podamos volver a confiar…

 

 

Fuente de las imágenes: Google

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* La silla de ruedas eléctrica supuestamente llegaría la semana que viene. Tengo que presentar un montón de papeles que por suerte van a venir a buscarlos a casa, no tengo que andar gastando plata en taxi (que no tengo, dicho sea de paso, je) ni andar molestando a alguien para que me lleve a Rawson (a 20 km de Trelew) para entregarlos. Eso sí, sepan que lo de venir a buscar los papeles a casa me lo dijeron después, porque más temprano, por teléfono, me pidieron que llevara a Rawson de todo, un poco más, hasta análisis de sangre, orina y ADN. Me agarró un ataque de caspa cuando me lo dijeron, sino pregúntenle a Lis, la directora, que estaba conmigo en la escuela cuando me llamaron.

¿El trabajo? Bueno… en eso estamos. Si esperé 16 años puedo esperar… una semana. pero tampoco se hagan los locos que se viene la fiesta de egresado de mi Retoñor (termina la escuela secundaria) y tenemos que comprar ropa decente, nuestra ropa de indigente (?) no es para llevar al acto de entrega de diplomas y la cena. O sea…

Me llamaron a las 9 de la mañana y a las 20 hs aproximadamente escuchaba que me iban a ayudar con la silla de ruedas eléctrica y tendría trabajo. En menos de 12 horas solucionaron un tema que, fácilmente, tiene 10 años desde que lo pedí por primera vez. Todo llega… tarde, pero seguro.