Soy una tipa que se toma todo con soda. Trato de verle el lado amable a las cosas, intento (a veces me cuesta y no por mí, precisamente) tener una actitud positiva para enfrentar los problemas que se me presentan, y no solo porque estoy en wheelchair/silla de ruedas – esos son los menos y a los que realmente no les doy importancia - sino porque no vivo sola en este mundo y tengo que convivir con otras personas que a veces demuestran CERO empatía, y que viven su vida sin importarle la vida del otro, demostrando egoísmo y CERO voluntad de hacer que las cosas funcionen para ambos lados. Es más, encima de hacer lo que se les da la gana sin importarle el otro, argumentan que “no hay que detener el progreso” (?). Y si, el progreso personal avasallando los derechos de los demás, obvio.
El tema es que a veces cuando no se hablan las cosas, cuando se “presume” que el otro piensa lo mismo que uno, o pretenden que el otro se haga cargo porque sí de algo que no le corresponde, cuando solo se piensa en uno, así es como las cosas no funcionan y empiezan los malentendidos.
También las cosas no funcionan cuando algunos juzgan que como uno tiene una "capacidad diferente” (palabras de mi vecino para referirse a mí en silla de ruedas y por lo cual nunca pensaría en hacer algo ¿? para perjudicarme), inmediatamente suponen que mi “capacidad diferente” (en este caso mi wheelchair/silla de ruedas) afecta mi capacidad cognitiva y creen que no puedo pensar y actuar como una persona “normal”. Y si, convengamos que algunos de los que caminan se creen normales y funcionales, y a veces los que tienen “capacidades diferentes” y actúan prejuzgando y menospreciando al otro son ellos.
Todos tenemos derechos y obligaciones. Es una condición sine qua non para convivir en una sociedad.
El tema es que esos derechos y obligaciones, si estamos en igualdad de condiciones, son normas que sí o sí deben seguirse para no terminar en un caos.
Ahora, cuando por hechos fortuitos como un accidente en mi caso, o enfermedades congénitas o cualquier cosa que limite a una persona y ya no goce de esa “igualdad de condiciones”, tenemos que aprender a usar la empatía y la solidaridad para lograr una convivencia civilizada. Es más, hay leyes que se han creado para que cuando no seamos “iguales y normales” podamos convivir y lograr eso que denominan inclusión, es decir, ser parte de la misma sociedad, tanto los “normales” como los que tenemos “capacidades diferentes”.
Lástima que a veces eso no ocurre y la solidaridad y la empatía (ponerse en el lugar del otro) brillan por su ausencia, y ahí es cuando empiezan los “problemas” de convivencia, sobre todo cuando se trata de vecinos.
Estas 3 semanas que pasaron han sido bastante complicadas en cuanto a la convivencia con mi vecino. Y lo más triste es que todavía me quedan unas cuantas semanitas más.
“No se puede detener el progreso” (?) le dijo mi vecino al autor de mis días cuando se puso a remodelar su casa.
Todo bien, es su casa, que haga lo que quiera. Pero el tema es que pegada a su casa está MI casa, compartimos una pared (varias paredes), ¿y la verdad?, esas paredes son tan “permeables” al sonido que a veces parece que no existieran. Pero bueno, hace 8 años que convivimos de buena manera, siendo empáticos y “soportando” el estilo de vida de cada uno.
Abro paréntesis.
Debo reconocer que no somos una familia muy “normal” (?). Nos reímos fuerte, hablamos hasta por los codos, a veces levantamos el tono de voz, a veces ponemos la música fuerte cuando no están, Felipe – nuestro pastor alemán – ladra cuando hay alguien cerca y lo hace en sonido estéreo surround así que todo el barrio sabe que está ladrando; y… bueno, si, a veces los vecinos se enteran de lo que hablamos, cuando queremos que se enteren, más vale.
Eso sí, tenemos nuestros días de total silencio como monjes de templos budistas que hicieron un voto de silencio, y tenemos nuestros días en que cuando estamos todos juntos, se nota.
Pero ojo ¿eh?, somos casi seres humanos que dormimos de noche y que el horario en que todo está en silencio oscila entre las 22:30 y 23 hs. Que los chicos van a la escuela de lunes a viernes de 8 a 13 hs; que en el horario de la siesta no hacemos ruido porque si bien no dormimos la siesta, sabemos que los vecinos si lo hacen, o sea, respetamos el derecho de dormir la siesta del otro aunque nosotros no durmamos la siesta. Estamos sentados en la compu la mayor parte del tiempo. Los chicos hacen las tareas del colegio, tienen sus actividades extracurriculares, salen a la casa de sus amigos, y cuando escuchan música lo hacen en sus teléfonos o en sus MP3 con los auriculares puestos (las que escuchamos la música fuerte somos mi Little Sister y yo, je , cuando estamos solas o cuando limpiamos).
Así que digamos que somos casi seres humanos y hacemos una vida normal.
¿Los vecinos? Los vecinos…, están. Sé que vienen a dormir, que salen a cada rato, que se van casi todos los fines de semana en su motor home; que se vayan o no, sacan su cuatriciclo y lo aceleran y después salen cual pista de motocross los sábados a las 9 de la mañana cuando estamos todos durmiendo. Y si, de lunes a viernes nos levantamos a las 6:50 todos los días. Tienen un nene de 6 o 7 años (para que vean lo enterada que estoy, je), una perrita que llora y ladra cuando la sacan al patio (no lo hacen seguido, menos mal ), ¿y qué más? ¡Ah!, hacen asados y nos llenan de humo y olor la casa pero bueno, el que tiene plata hace lo que quiere. Nota: Cuando nos entraron a robar llamaron a la policía, si, y mientras tanto miraban por la ventana como destrozaban puertas y ventanas de mi casa, y me escuchaban gritar y pelear con los chorros.
Cierro los paréntesis.
El tema es que hace 3 semanas en lo de mi vecino empezó lo de “no se puede detener el progreso”, entiéndase remodelar la casa. Ese progreso implica que estén meta golpear paredes, taladrarlas, darle martillazos como para que confiesen algún crimen o para que digan (?) si tienen escondidos entre sus ladrillos un cuerpo, algo, no sé.
Los albañiles empiezan a las 8 de la mañana, paran a almorzar a las 12 y a las 14 vuelven.
Hace una semana que disminuyeron el ritmo de trabajo (más abajo se enteran porqué), pero hasta que pararon, vuelvo a repetir, la rutina consistía en golpear con el martillo, taladrar sin piedad los muros, parecía que estaban torturando la pared, el piso, el techo, toda la estructura edilicia había sido encontrada culpable de algún crimen y era obligada a que confesar qué tenían escondido entre sus ladrillos a puro golpe.
¿Me avisó mi querido y adorado vecino que iba a empezar con esas remodelaciones, que iba a perturbar la paz con sus ruidos y golpeteos en todas las paredes que compartíamos desde las 8 de la mañana hasta las 6 de la tarde?
No, ni ahí...
Ni siquiera vino al menos a decirme: Che Ivana, voy a reformar mi casa, preparate que van a hacer mucho ruido.
Nada, ni una palabra.
Cero empatía. Cero buenos modales. Cero respetar la convivencia. Cero comportarse como buen vecino y al menos tener la decencia de avisar que iba a perturbar la paz del vecindario.
No soy naif, sé que mi vecino tiene el “derecho” a hacer en su casa lo que quiera, pero al menos debería haber pensado en avisar lo que iba a hacer, avisar que se venía “el progreso” y que no podía detenerlo, avisar que ese progreso iba a ser MUY, pero MUY ruidoso.
Me supongo que pensó que como era SU CASA, los ruidos iban a ser escuchados SOLAMENTE en su casa y que los vecinos ni nos íbamos a enterar del “progreso”; que no íbamos a escuchar el martillo y el taladro horas y horas contra la pared que da a mi living de lunes a viernes de 8 a 12 y de 14 a 18; que no íbamos a despertarnos sobresaltados los sábados a las 9 de la mañana por los golpes y el taladro que usaban para hacer confesar a esas pobres paredes vaya a saber qué crímenes se suponían que habían perpetrado. (Esos sábados sagrados que usamos para dormir un rato más porque TODA la semana nos despertamos a las 6:50 y no dormimos siesta).
Pero eso no es todo. Surgieron otros “inconvenientes” mientras remodelaba la casa, como descubrir que los cables de mi medidor de luz pasan por la pared de su casa y que según él, podría haberlos cortado y haberme dejado sin luz, total, es SU CASA. Decir (aunque ahora lo niega) que teníamos que hacer si o si algo porque el no podía parar la obra y que por supuesto los costos debían correr por nuestra cuenta. Ante tal planteo, y para evitar el inútil derramamiento de sangre me puse a ver cómo podía solucionar el “inconveniente” que detenía “el progreso” de mi vecino. El tema es que después me vine a enterar que por el tipo de construcción del barrio, al estar las dos casas “unidas” por un muro que se denomina de “uso común”, cualquier refacción o remodelación debe ser tratado por los vecinos que comparten ese muro y si ocurre algo, el vecino que está haciendo la refacción o remodelación debe hacerse cargo del “inconveniente”.
La cosa es que le pedí ayuda a un amigo que no solo me asesoró, sino que demostró empatía, se puso en mi lugar y me dijo que no me preocupara, que él iba a encargarse personalmente del “inconveniente” que surgió con el vecino de la casa de al lado (parece un nombre de telenovela ). Lo interesante es que con mi amigo no nos veíamos desde que terminamos la secundaria y nos reencontramos hace un mes cuando festejamos los 25 años de habernos recibido como técnicos electromecánicos. Apenas le dije que tenía un problema, se vino a casa a la hora de haberlo llamado, le conté como venía la mano, salimos y dimos la vuelta hasta la casa del vecino, revisamos el “inconveniente” y me dijo que no me preocupara, que él se iba a ocupar de solucionarme las cosas. Y así fue , esta mañana me llama y me dice que había ido a hablar con mi vecino, y por lo que me contó, defendió mis derechos, salió a protegerme cual damisela en apuros y me dijo que no me haga más problemas, que él ya se había hecho cargo de todo. (No, no se deshizo de mi vecino, ¡ajajaja! , aunque ganas no le faltaron, es bastante denso mi vecinito de al lado, je… )
Por suerte todo está casi solucionado. Solo resta esperar que se termine de una buena vez todo este asunto del “progreso” de mi vecino. Y ojalá dejen de querer hacer confesar a la pared sus crímenes a puro martillazo y taladro. Es lo único que pido.
En fin…
Empatía. Convivencia. Buenos (?) vecinos. Qué triste descubrir que en mi vecindario eso no existe.
Say No More.
Hola Ivy !! Pensé que ibas a terminar como Caposotto y su Violencia Ribas !! Te mando mucha paciencia "voladora", que ojalá llegue y pronto terminen los ruidos ! Besos
ResponderEliminarHola Andrea!
ResponderEliminarJajajaaa! Casi que si, eh? XD Por ahí me sale medio la Violencia Ribas, ajajajaa!, pero esta vez me contuve... :P
Gracias por la paciencia (se me está acabando el stock, te diré, jajaja) y si, ojalá se termine los ruidos pronto.
Besotes! :*
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